ARROZ NEGRO CON SEPIA Y GAMBAS 

No se ha podido determinar con exactitud la época en la que apareció el arroz sobre la tierra ni cuánto tiempo el hombre necesitó para dominarlo, aunque muchos países asiáticos se atribuyen su origen. La literatura china considera el arroz como el alimento básico de ese pueblo desde el año 3.000 a.C., donde se indica que la siembra de este cereal era motivo de una gran ceremonia. Dicen los historiadores, que desde Asia comenzó a difundirse el arroz hacia la India durante la invasión de los Arios. Sin embargo, la Biblia no menciona el cereal en sus relatos, por tanto se deduce que era desconocido en el Medio Oriente para la fecha en la que otros lo describían en sus testimonios. Los libros históricos mencionan que en Persia y Mesopotamia se conoció el arroz a través de los intercambios comerciales y diplomáticos del rey persa Darío con China y la India. Entre los testimonios de esa época se afirma que el emperador chino Chen-Nung (2.700 a.C.) realizaba una ceremonia, en la que sembraban cinco cereales: el arroz, el trigo, el mijo, la soja y el sorgo, pero él personalmente era quién sembraba el arroz dándole así una significación mayor.
Otros investigadores describen que el origen del arroz tuvo lugar en la región central del sudoeste de Asia, fijando dos centros: India y Birmania.  Entre los griegos y romanos, el arroz se consideraba como una especie exótica de lujo que se traía desde el Oriente, útil solamente para las personas más ricas de la sociedad. Ellos veneraban el cereal sobre todo por las propiedades del agua de arroz. En la época de Nerón, el médico griego Dioscórides describe este cultivo como un medicamento muy eficaz para los problemas intestinales. Plinio y Columella lo recomendaban como tisana. Parece unánime la opinión de que quién dió a conocer el arroz como alimento fue Alejandro Magno que en breve lapso de tiempo lo propagó de la India y sudeste Asiático a China, Corea, Japón, Filipinas, Indonesia, África y parte superior de Europa.


Los españoles afirman que seguramente los árabes, asentados en el reino del Al-Andalus, fueron los responsables de los primeros arrozales y que probablemente entró el arroz a Italia por los árabes. Lo real es que era un artículo muy caro durante toda la Edad Media, en la que se consideraba un lujo. La historia recoge como algo sobresaliente, la anécdota de que el conde de Saboya en el año 1250, compró cierta cantidad de arroz para la preparación de dulces especiales para su corte. Por esa fecha, el arroz no se cultivaba, se transportaba desde Asia, de ahí la carestía de su precio. Es a finales del siglo XIII cuando la familia Visconti decide introducir el cultivo en sus tierras y nacen los primeros arrozales italianos.
Como vemos todo es leyenda en torno al arroz, pues no existe un documento escrito que señale su origen. En las narraciones orales más antiguas, se describe como una divinidad hindú. Se trata de un don del cielo, hecho llegar al hombre por Dios para que mitigue su hambre. Pero, para alcanzarlo, los seres humanos deben esforzarse mucho en su cultivo; esa labor tan fuerte para obtener el grano se interpreta como un justo castigo por las malas acciones cometidas por las personas, o por sus actos inmorales.


Para nosostros desde pequeños aprendimos que el arroz es símbolo de felicidad y abundancia, así que es tradicional esparcir arroz sobre las cabezas de las parejas que contraen matrimonio para desearles un buen futuro, una feliz unión y una numerosa prole.


En cambio para los orientales sintoístas, el arroz es considerado el alimento indispensable, como el pan para el catolicismo. El emperador de Japón realiza una ceremonia en la que comparte el arroz con la Diosa del Sol, lo que significa que ofrece la luz del saber. Simboliza la salvación de la especie humana y su regeneración.
La receta que os traigo hoy es un arroz de tradición milenaria, pero negro, con pescado y tinta de calamar que le da ese color tan peculiar. Un arroz con mucho sabor a mar que os va a encantar. Os dejo la receta...

250 gr de arroz
100 gr de gambas
1/2 sepia
2 dientes de ajo
1 pimiento verde
1 cucharadita de pimentón
2 tomates medianos
1 hoja de laurel
1 bolsa de tinta
Aceite de oliva
Agua
Sal

1. Pelamos las gambas y reservamos. Las cabezas y las cáscaras las saltearemos en una cacerola. Cuando hayan cambiado de color, echaremos agua y haremos un caldo que usaremos en la cocción del arroz. 

2. Cortamos la sepia en tiras y la salteamos en una cacerola con aceite. Cuando esté dorada, le añadimos el pimiento cortado menudamente. Rehogamos ligeramente y le añadimos los ajos laminados y la hoja de laurel. Cuando los ajos estén dorados, incorporamos el pimentón. Acto seguido, echamos los tomates triturados en el vaso de la batidora. Cocinamos unos minutos.  

3. Medimos el arroz y lo echamos en la cacerola. Rehogamos para que se selle el grano y así evitar que se pase.Volcamos el doble de volumen del caldo de las gambas que hicimos anteriormente. Dejamos cocer unos minutos. 

4. Disolvemos el sobre de tinta, ponemos punto de sal y dejamos hacerse a fuego media durante 10 minutos. Pasados estos minutos, bajamos el fuego. Incorporamos las gambas y cocinamos unos 8 minutos más. Tapamos y dejamos reposar 5 minutos. 

5. Emplatamos con un aro y adornamos con unas tiras de sepia. Acompañado con salsa alioli está espectacular.



Comentarios